sábado, 7 de mayo de 2016

la vida no habla, la vida escucha y espera



POSTULADOS DE LA LINGÜÍSTICA

Agenciamiento de la consigna

I. EL LENGUAJE SERÍA INFORMATIVO Y COMUNICATIVO
La maestra no se informa cuando pregunta a un alumno, ni tampoco informa cuando enseña una regla de gramática o de cálculo. "Ensigna", da órdenes, manda. Los mandatos del profesor no son exteriores a lo que nos enseña, y no lo refuerzan. No derivan de significaciones primordiales, no son la consecuencia de informaciones: la orden siempre está basada en órdenes, por eso es redundancia. La máquina de enseñanza obligatoria no comunica informaciones, sino que impone al niño coordenadas semióticas con todas las bases duales de la gramática (masculino-femenino, singular-plural, sustantivo-verbo, sujeto de enunciado-sujeto de enunciación, etc.). La unidad elemental del lenguaje —el enunciado— es la consigna. Más que el sentido común, facultad que centralizaría las informaciones, hay que definir la abominable facultad que consiste en emitir, recibir y transmitir las consignas. El lenguaje ni siquiera está hecho para que se crea en él, sino para obedecer y hacer que se obedezca. "La baronesa no tiene la menor intención de convencerme de su buena fe, simplemente me indica aquello que le gustaría verme admitir, aunque sólo sea aparentemente". Esto se constata con toda claridad en los comunicados de la policía o del gobierno, que se preocupan muy poco de la credibilidad o de la veracidad, pero que dicen muy claro lo que debe ser observado y retenido. La indiferencia de los comunicados por cualquier tipo de credibilidad raya a menudo en la provocación. Prueba evidente de que se trata de otra cosa. No nos engañemos...: el lenguaje no pide más. Spengler señala que las formas fundamentales de la palabra no son el enunciado de un juicio ni la expresión de un sentimiento, sino "el mandato, la prueba de obediencia, la aserción, la pregunta, la afirmación o la negación", frases muy breves que mandan a la vida, y que son inseparables de las empresas o de los grandes trabajos. "¿Listo?", "Sí", "Adelante". Las palabras no son herramientas, pero a los niños se les da lenguaje, plumas y cuadernos, como se dan palas y picos a los obreros. Una regla de gramática es un marcador de poder antes de ser un marcador sintáctico. La orden no está relacionada con significaciones previas, ni con una organización previa de unidades distintivas. Es justo lo contrario. La información tan sólo es el mínimo estrictamente necesario para la emisión, transmisión y observación de órdenes en tanto que mandatos. Hay que estar muy bien informado para no confundir ¡Al fuego! con ¡Al juego!, o para evitar la enojosa situación del profesor y del alumno según Lewis Carroll (el profesor lanza una pregunta desde lo alto de la escalera, que es transmitida por unos criados que la deforman en cada piso, mientras que el alumno abajo en el patio devuelve una respuesta que a su vez será deformada en cada etapa de vuelta). El lenguaje no es la vida, el lenguaje da órdenes a la vida; la vida no habla, la vida escucha y espera. En toda consigna, aunque sea de padre a hijo, hay una pequeña sentencia de muerte —un Veredicto—, decía Kafka.

Deleuze-Guattari, "postulados de la lingüística"
en MIL MESETAS, capitalismo y esquizofrenia


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